Claudia Gidi sobre la “Antología didáctica del teatro latinoamericano contemporáneo”

Antología didáctica del teatro latinoamericano contemporáneo

Óscar Armando García, coordinación y edición

 

Hay quienes consideran que América Latina es una sola nación literaria y teatral, en la que compartimos no solo una tradición cultural y un idioma, sino problemáticas sociales y políticas similares. Sin embargo, a pesar de los muchos lazos que nos unen, no es fácil tener acceso a la producción dramática de los diferentes países del Iberoamérica. De ahí la gran importancia que tienen los proyectos editoriales, como el que ahora celebramos.

La Antología didáctica del teatro latinoamericano contemporáneo, coordinada por Óscar Armando García, y coeditada por el Colegio de Literatura Dramática y Teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la unam y la Editorial Bonilla Artigas, se suma a los esfuerzos de difusión del teatro en nuestras latitudes.

Dada la dificultad inherente al género teatral en cuanto a su difusión en textos impresos, las antologías han sido el mejor instrumento para salvar este escollo. Entre los antecedentes importantes de la que ahora nos ocupa están, desde luego, los volúmenes antológicos de Carlos Solórzano: El teatro hispanoamericano contemporáneo, de 1964, y El teatro breve hispanoamericano contemporáneo, de 1969. Pero hay muchas otras, como la Antología de teatro latinoamericano, de Caridad Chao Carbonero, de 1990; la de Pedro Bravo-Elizondo: El teatro documental latinoamericano, de 1982; o más recientemente la de Emilio Carballido: Juegos escénicos para jóvenes. Teatro latinoamericano breve, de 2006.

Planeada en un principio para satisfacer las necesidades de los estudiantes de la carrera de teatro de la Facultad de Filosofía y Letras de la unam, esta antología constituye una obra útil tanto para los investigadores especializados como para cualquier lector aficionado. Reúne 15 piezas teatrales de diez países latinoamericanos: Cuba, Brasil, Chile, Costa Rica, Argentina, Perú, Venezuela, Puerto Rico, Uruguay y Colombia; todas ellas estrenadas durante los últimos treinta años. Si bien, a primera vista, podría resultar extraño que en esta colección se deje fuera la dramaturgia mexicana, ello se explica porque se trata de la segunda parte un mismo proyecto académico que, en la primera reunió una muestra del teatro mexicano de las últimas cuatro décadas.

La mayor parte de los textos que integran esta Antología son obras en un acto; por lo que constituyen un ejemplo notable del llamado teatro breve nacido en la última posguerra. Es un teatro que privilegia la fragmentación y la discontinuidad, y evidencia la paulatina desaparición de los principios aristotélicos en la concepción teatral; en él tiene un lugar preponderante el componente visual, la fábula casi ha desaparecido y los caracteres han dejado de constituir seres congruentes para convertirse en personajes polivalentes, ambiguos y cambiantes.

Los autores seleccionados no pertenecen a una misma generación. Aunque ya ampliamente conocidos en sus países de origen, la mayor parte de ellos nacieron entre los años 60. Sin embargo, hay también dramaturgos de generaciones anteriores. Destacan dos de ellos, ya francamente consagrados en el ámbito iberoamericano; me refiero a los chilenos: Ramón Griffero, nacido en los años cincuenta, y Jorge Díaz, de 1930. Este último, autor de casi una centena de obras, es sin duda uno de los representantes más importantes del teatro moderno en Latinoamérica. Baste recordar El cepillo de dientes, quizá su obra más conocida, de fuertes rasgos absurdistas, en la que se muestra, mediante estrategias desarticuladoras que evocan procedimientos vanguardistas, el colapso del lenguaje y el fracaso de la comunicación humana.

Jorge Díaz falleció en 2007; por lo que es el único autor dramático no vivo de la Antología. Su texto Las cloacas del Paraíso, de 2004, retoma la historia bíblica de Caín y Abel, pero la sitúa en un contexto histórico muy reciente: el atentado de las Torres Gemelas en Nueva York. Es un texto apocalíptico, irreverente, de rasgos grotescos, al que hay que acceder, según palabras de su autor, “a través de las imágenes y la atmósfera, y no por la lógica”. Como en la mayor parte de los obras de Jorge Díaz, en esta obra la violencia individual y colectiva es uno de los temas centrales.

El teatro latinoamericano de la segunda mitad del siglo xx está ligado directamente con el desarrollo político y social del subcontinente. El teatro chileno, en particular, se ha convertido en un espacio para la oposición al poder dictatorial, y a toda forma de represión.

Incluso el teatro posmoderno de Ramón Griffero, que ha roto ataduras creando su propio modelo autónomo, guarda una relación estrecha con la historia reciente, aunque sin afanes didácticos y sin enarbolar ninguna bandera ideológica. Su teatro, sobre todo el de la década de los ochenta, se asocia a la resistencia contra la dictadura militar. En el texto incluido en la Antología, Brunch o almuerzo de mediodía, aparece Esteban, a quien se condena a muerte por el simple hecho de existir, pero también por sus ideas políticas; este personaje, que encarna también la figura del desaparecido político, habrá de morir aunque no sabe cuándo ni cómo, por lo que no importa si morirá como un valiente o como un cobarde.

Es importante mencionar que en esta radiografía del teatro actual latinoamericano, se encuentran representadas formas y géneros muy diferentes entre sí. Poéticas teatrales diversas que enriquecen la escena contemporánea. En un tono muy distinto de los textos de Griffero y Díaz, por ejemplo, encontramos la obra de Ana Istarú, Baby Boom en el paraíso; obra que mereció el premio María Teresa León para Autoras Dramáticas, otorgado por la Asociación Española de Directores de Escena en 1995. Se trata de un unipersonal hilarante, una comedia divertida sobre la maternidad, en la cual Adriana cuenta su propia historia, desde que busca quedar embarazada, pasando por los cambios físicos y emocionales que vive durante la gestación, y hasta que da a luz una niña. En esta obra se crea un contraste cómico entre la voz de la protagonista y los comentarios insensibles de los demás personajes (otras mujeres, su suegra y cuñada, y hasta su propio marido). Como toda la obra de Istarú, este texto es una crítica a los roles tradicionales de género, que reclama, mediante el humor, un lugar más justo para las mujeres.

Así pues, la compilación nos ofrece una muestra diversa del teatro hispanoamericano contemporáneo, por lo que nos da la ocasión de comprenderlo, de descubrir sus rasgos más sobresalientes, sin pretender encontrar en ello una uniformidad arbitraria.

Lamentablemente no hay espacio para comentar todas las obras que integran esta antología. Sin embargo, no quisiera dejar de mencionar que el volumen se ha visto enriquecido, además de por la presentación de Oscar Armando García, que da cuenta de los objetivos y planteamientos centrales del trabajo, por dos ensayos académicos: el primero, de Osvaldo Obregón, dedicado a al teatro latinoamericano en los festivales europeos. Este texto se ocupa concretamente de cuatro festivales, que tienen su sede en las ciudades de París y Nancy, en Francia, Almada en Portugal y Cádiz, en España. En cada caso se describen los rasgos distintivos de los encuentros, si bien es al Festival Iberoamericano de Cádiz al que se dedica una atención más dilatada.

El segundo ensayo, que aparece a la mitad del libro, dividiendo las obras estrenadas en las últimas dos décadas del siglo xx de las de la primera década del xxi, es un trabajo muy breve del investigador mexicano Ricardo García Arteaga titulado “Apuntes sobre la dramaturgia latinoamericana. 1983-2008”. En él se exploran, de manera muy suscita, los conceptos de posmodernidad y canon de la multiplicidad. Ambos términos le sirven al autor para comentar algunas de las obras que integran la antología.

Con apego a su propósito didáctico, el libro ofrece también una breve bibliohemerografía y enlaces web recomendados para casi todos los autores. Debo confesar que ignoro por qué razón no hay ninguna referencia documental para los casos de Ana Istarú, Ramón Griffero y Domingo Palma. Cierra el volumen una amplia bibliografía actualizada sobre el teatro iberoamericano, así como una semblanza biográfica de todos los dramaturgos antologados.

Por último, considero que el teatro, de entre todos los géneros literarios, es quizá el que mejor se presta para retratar el habla viva de los distintos estratos sociales. En ese sentido, la Antología pone en manos del especialista y el público en general, a la vez que diferentes visiones de una realidad social que en buena medida comparten los pueblos de América, un muestrario de la riqueza dialectal de nuestra lengua en el contexto inmejorable de la palabra en acción.Image

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